Con la llegada de la pandemia el uso de pantallas es cada vez más común, ya sea un iPad, la televisión o un videojuego, nuestros hijos están cada vez más inmersos en el mundo digital, lo cual puede tener algunos beneficios, pero también trae consecuencias negativas. Yo misma me he preguntado ¿Cómo saber si mi hijo es adicto al celular?
La Academia Americana de pediatría recomienda que los niños mayores de dos años no pasen más de una o dos horas al día frente a una pantalla o celular, mientras que si el niño tiene menos de 2 años no debería pasar tiempo alguno frente a la pantalla.
Claro que estás recomendaciones son importantes para cuidar a nuestros hijos, pero en muchas ocasiones, me pasa que limitar el uso de pantallas se vuelve una batalla que termina en berrinches, peleas y corajes. ¡Seguro que no sabes de lo que te hablo!
A algunos niños les sirve el clásico “en cinco minutos tienes que apagar la tele”. Pero la realidad es que en la mayoría de las ocasiones esos cinco minutos pasan, les apagamos la tele y se desatan los gritos, el llanto y el estrés.
¿Qué ocasiona que las pantallas o el celular se vuelvan adictivas?
Cuando estamos viendo una película, programa de televisión o jugando un videojuego, estamos mentalmente en otro mundo. Durante este momento nuestro cerebro produce dopamina, un neurotransmisor que alivia el estrés y el dolor, por lo que es muy fácil sumergirnos en la pantalla y dejar de prestar atención a lo que está a nuestro alrededor. Cuando la pantalla se apaga abruptamente, nuestros niveles de dopamina bajan drásticamente, lo cual puede ser percibido como algo doloroso y es en este momento en donde empiezan los gritos.
Es lo mismo que sentimos cuando estamos en el mejor momento de nuestra película de Netflix y se va el internet o cuando a la mitad del partido se va la luz, es una experiencia muy frustrante para mí como adulto, por lo que, para los niños, que apenas empiezan a entender las emociones y a aprender a lidiar con la frustración, puede ser catastrófico.
Una estrategia que me sirve (a veces) a quitar el celular o la pantalla a mis hijos sin que se desate la guerra es la siguiente:
- Siéntate con él/ella por unos minutos (no tiene que ser mucho tiempo, a veces con uno o dos basta) y mira lo que está viendo o jugando en la pantalla.
- Pregúntale algo acerca del contenido que está viendo. Algunos ejemplos útiles: ¿Ese personaje cómo se llama? ¿Por qué hizo eso? ¿De qué se trata este juego? ¿Qué estás viendo?
Los niños disfrutan mucho cuando sus padres buscan involucrarse en sus actividades y seguramente contestarán tus preguntas con mucho ánimo. Si al principio parecen no escucharte y no responden inmediatamente, no te rindas, espera un minuto más y haz otra pregunta, eventualmente van a responder.
- Al hacer esto has creado un puente de diálogo que permite que tus hijos poco a poco desconecten la atención de la pantalla y la centren en ti y lo que tienen a su alrededor, lo que ayuda a que el niño pueda regresar a su mundo sin experimentar una caída abrupta en sus niveles de dopamina y, por lo tanto, sin necesidad de berrinches o gritos.
- Mete en la conversación que es momento de ir a bañarse, comer o simplemente se acabó el tiempo de pantalla. Debido a que el niño/a ya tuvo algunos minutos para regularse, podrá escucharte y reaccionar a lo que le estás diciendo sin explotar.
Espero que esta estrategia pueda serte útil para ayudar a tu hijo a limitar el tiempo que pasa frente a una pantalla y también para fomentar más la convivencia familiar. Recuerda que las pantallas no son lo único que produce dopamina en el cerebro de nuestros hijos; convivir contigo, tener tu atención y participar en actividades familiares, son maneras mucho más sanas de brindarles espacios para desestresarse, divertirse y encontrar formas de explorar su creatividad. Equipo de talleres Había una vez…emociones